El certificado energético es un documento técnico que nos ofrece información respecto a la eficiencia en el uso de la energía de una vivienda. Este documento es un trámite obligatorio para todos las casas que vayan a alquilarse o a venderse.
Así lo requiere el Ministerio de Industria, Energía y Turismo. La intención tras la implementación de esta medida era que los países miembros hicieran un uso más eficiente de la energía. Por eso se trata de un certificado informativo.
Por qué te interesa consultar el certificado energético antes de comprar
Las continuas subidas en la factura de la luz sin duda despiertan nuestro interés. Y, dadas las circunstancias, todos tratamos de evitar sobre costes innecesarios tomando medidas que nos los eviten.
Pero más allá de apagar los calentadores tras las duchas o apagar las regletas para evitar gastos residuales, hay mucho más. Y esa es la información interesante que nos aporta el certificado energético de una vivienda.
Por ejemplo, una casa con un aislamiento deficiente multiplica su consumo, tanto en aire acondicionado como en calefacción. Esto es así porque perdemos frío o calor a través de puertas, ventanas o incluso techos.
Así esa energía necesaria para conseguir un ambiente confortable es mucho mayor en una vivienda con un certificado energético deficiente.
Imagina un piso antiguo de techos muy altos y ventanas de madera ¿crees que será caro intentar calentar cualquiera de sus estancias? Caro no, carísimo. Esto nos lo indicaría un certificado energético con valor G, la calificación más deficiente.
Sin duda algo que te gustaría tener en cuenta antes de comprar o alquilar tu futuro hogar.
¿Cómo funciona la calificación energética?
La calificación energética se valora por letras. La A sería la mejor u óptima en cuanto a consumo energético. Esto supondría que hablamos de una vivienda con buena orientación, materiales aislantes en fachada y cubierta.
También nos informa de que el uso de energía renovable es alto. De hecho, hablamos de un hogar que emplea energías de forma activa y pasiva. Es decir, mediante reciclaje en el uso de las mismas. Con lo que su consumo sería muy eficiente.
Podemos calcular que una casa o un piso con certificación A consume un 90 % menos de energía si la comparamos con otra vivienda con certificación G. Y si hablamos de cifras, serían de media unos 1500 € más de gasto anual para una vivienda G con respecto a una A.
Pero entre una vivienda A y una B solo habría unos 300 € de diferencia aproximadamente. Sin duda un coste que deberíamos valorar antes de una adquisición inmobiliaria.
Viviendas nuevas y viviendas de segunda mano
Los nuevos requisitos inmobiliarios han mejorado las certificaciones energéticas para las viviendas de nueva construcción. Y es que ahora se incluyen instalaciones como la de aerotermia, que reducen el consumo y reciclan parte de la energía.
El empleo de materiales mejores y una construcción más responsable y comprometida, se traduce en consumos más reducidos y eficientes. Por eso las certificaciones suelen tener una mejor calificación en viviendas nuevas.
Los inmuebles construidos en los últimos años tendrían de media una certificación B. Esto ya es una garantía de un mejor uso de los materiales y un consumo anual contenido.
En las casas de segunda mano, si están de origen o reformadas hace al menos 10 años o más, la cosa cambia. Hablamos de certificaciones que comúnmente obtienen F o G.
Lo que significa que habría que invertir dinero en mejorar los aislamientos de la vivienda. Al menos para evitar en lo posible el consumo y desperdicio de energía.
La certificación energética es un documento técnico
Ya habrás supuesto que la certificación energética se emitirá por técnicos profesionales. En este caso, pueden proporcionarla los arquitectos técnicos habilitados. Y para ello deben visitar la vivienda en cuestión.
Además del examen visual será necesario disponer de la referencia catastral y las escrituras del inmueble. Y con toda la documentación el técnico valorará:
- El aislamiento o envolvente térmica.
- El tipo de cerramiento de la casa y su opacidad.
- Las ventanas, rendijas y huecos que puedan generar pérdidas o desperdicios.
- Los tipos de aparatos de calefacción y refrigeración de la vivienda.
- Si las hubiera, las instalaciones de ACS (Agua Caliente Sanitaria), tales como la aerotermia que hemos comentado.
Ya sabes, si quieres reducir los excesos en tus facturas, mejor infórmate bien antes. Solicita el certificado energético de la vivienda antes de comprar o alquilar. Y, ante cualquier duda, consulta con profesionales inmobiliarios.